GRADOS NOVENO
Se acerca el final del periodo y necesitamos escribir un texto de carácter expositivo. Ya se ha hablado en clase sobre las características de este tipo de texto, a continuación les aporto el material sobre el que deben escribir. Recuerden que el lenguaje usado es de carácter objetivo.
DEFINICIÓN DETEXTO EXPOSITIVO
El conjunto coherente de enunciados con intención comunicativa se conoce como texto. El adjetivo expositivo, por su parte, hace referencia a aquel o aquello que expone (es decir, que pone algo de manifiesto o que lo da a conocer).
Estos dos conceptos nos permiten acercarnos a la definición de texto expositivo. Se trata de los textos cuyo propósito es transmitir información y difundir conocimientos acerca de un determinado tema. Se caracterizan, por lo tanto, por la exhibición de datos objetivos junto a sus correspondientes explicaciones.
El texto expositivo puede ir dirigido al público en general o a un grupo de lectores con intereses específicos. Por eso puede distinguirse entre los textos expositivos divulgativos (que apuntan a un amplio rango de personas y no requieren de conocimientos previos sobre el tema que tratan) y los textos expositivos especializados (los cuales, dado su elevado grado de dificultad, exigen conocimientos previos relacionados con su contenido).
La estructura más habitual del texto expositivo incluye un concepto central junto a un amplio abanico de información complementaria. Asimismo, se suele estructurar a través de una presentación o introducción, un desarrollo y una conclusión. Al finalizar su lectura, se espera que el lector haya adquirido nuevos conocimientos gracias a la efectiva presentación de los temas por parte del autor.
La descripción detallada, la comparación de conceptos, los ejemplos y las definiciones son algunos de los recursos lingüísticos más utilizados por la mayor parte de los autores de este tipo de textos. Con respecto al formato en el cual suelen encontrarse, se pueden mencionar las enciclopedias, los manuales, las revistas científicas, los artículos periodísticos e incluso las reglas de un juego de mesa, redactadas en su correspondiente folleto de instrucciones.
¿Cómo está distribuida el agua del planeta?
El agua en la Tierra supone un 71 % de la superficie terrestre, es decir: tres cuartas partes de nuestro planeta se compone de H2O. Parece bastante, y lo es, pero el problema es su distribución y su difícil accesibilidad para ser utilizada por el ser humano.
La cantidad total de agua que hay en el planeta es 1.386.000.000 millones de metros cúbicos, de los cuales 1.338.000.000, casi el 96,5 %, es agua salada que se encuentra en mares y océanos. Solo un 3 % del agua del planeta es dulce, donde el 1,74 % se encuentra en forma de hielo en los glaciares y casquetes polares, que hoy en día como consecuencia del cambio climático, se están derritiendo.
El resto del agua se encuentra en ríos, lagos, atmósfera, etc. La siguiente tabla ilustra los diferentes tipos de agua y su distribución en el planeta:
Localización | Porcentaje de agua total | Tipo de agua |
Mares y océanos | 96,5 % | Salada |
Casquetes y glaciares polares | 1,74 % | Dulce |
Agua subterránea salada | 0,94 % | Salada |
Agua subterránea dulce | 0,76 % | Dulce |
Glaciares continentales y permafrost* | 0,022 % | Dulce |
Lagos de agua dulce | 0,007 % | Dulce |
Lagos de agua salada | 0,006 % | Salada |
Humedad del suelo | 0,001 % | Dulce |
Atmósfera | 0,001 % | Dulce |
Embalses | 0,0008 % | Dulce |
Ríos | 0,0002 % | Dulce |
Agua biológica | 0,0001 % | Dulce |
* Permafrost: capa de hielo permanente en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías o periglaciares.
El agua representa entre el 50 y el 90 % de la masa de los seres vivos, siendo un 75 % en el caso de los seres humanos ¡y llegando hasta el 90 % en el caso de las algas! Por tanto, el agua es indispensable para que la supervivencia de las especies continúe y para que el mundo siga desarrollándose económicamente.
Por ello, debido a que casi toda el agua del planeta es salada, la desalación representa una alternativa eficaz y real para conseguir agua potable para beber, agua para nuestra higiene y para obtener nuestros alimentos; así como agua apta para producir la energía que utilizamos y para llevar a cabo nuestras actividades económicas.
SITUACIÓN DE COLOMBIA EN RELACIÓN CON EL AGUA
De acuerdo con los escenarios de cambio climático que ha construido el Ideam, se considera que hacia 2050 el 60% de los páramos en Colombia habrán desaparecido. Parece incomprensible que en un país con numerosos recursos hídricos, rico en precipitaciones anuales y con cinco grandes vertientes hidrográficas, se avizore la escasez del agua.
En el caso de Colombia los ecosistemas más susceptibles a desaparecer por efectos del cambio climático (variación en precipitación y temperatura) son los de alta montaña, páramos y glaciares.
De hecho, las principales fuentes de agua están ubicadas en los Andes colombianos, específicamente en las cordilleras oriental y occidental, desde donde se origina la mayor oferta hídrica que consumen los colombianos, según César Ruiz, coordinador socio-económico de Conservación Internacional.
Eso sin contar que Bogotá depende del 80% del agua que genera el Parque Nacional Natural Chingaza, mientras que el restante 20% lo producen el Páramo de Guerrero y el Parque Natural Sumapaz, que si no reciben atención, harán que las futuras generaciones estén en problemas.
Los factores por los cuales las fuentes se están secando y son más contaminadas tienen múltiples orígenes. “Por un lado, existe un antecedente histórico: la deforestación de los bosques andinos que se encuentran por encima de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. La transformación de los páramos, que han debido ceder grandes porciones de tierra para ampliar la frontera agrícola del cultivo de diferentes productos, especialmente la papa, y el desplazamiento de comunidades en las partes altas de la montaña”, asegura Ruiz.
La problemática que viven en estos momentos los páramos, de acuerdo con la opinión de la bióloga de la Universidad Antonio Nariño, obedece a una mala planificación del territorio, la ausencia de un Plan de Ordenamiento Territorial y el manejo inadecuado de tierras.
El segundo problema es la contaminación. Debido al alto número de desechos que son arrojados por curtiembres e industrias a ríos, cuencas y lagos, los pescados se están muriendo.
Según datos del Ministerio de Agricultura, la subienda de pesca en el Magdalena ha disminuido considerablemente durante los últimos 15 años, cuando la población de la capital aumentó y con ello el número de desechos y aguas servidas que van a parar a los desagües de los ríos sin ningún tratamiento.
Como si fuera poco, en el país no existe un inventario de aguas subterráneas. Se sabe que existen y muchas empresas hacen uso de estas fuentes sin previa autorización de la autoridad ambiental.
En opinión de César Ruiz, existe un desconocimiento de los acuíferos subterráneos y una debilidad institucional frente al control del recurso agua.
El papel de la industria
La industria tiene un papel determinante en la oferta y demanda del líquido. Se calcula que el gran consumidor de agua en el mundo es el sector agrícola con el 65%, le siguen el industrial, que requiere del 25%, y el consumo doméstico, comercial y de otros servicios urbanos municipales con el 10%.
Los residuos de la industria minera están entre los más contaminantes para las fuentes hídricas. Castillo cita además el proceso de deforestación y los químicos utilizados para extraer el mineral, como por ejemplo el mercurio —bastante contaminante para el ambiente—, que se decanta en ríos y cuencas sin ninguna clase de tratamientos.
Sin embargo, para César Díaz, director ejecutivo de la Cámara Colombiana de Minería, los procesos de beneficio de minerales en los cuales se requiere utilización de algún contaminante son realizados en circuitos cerrados, donde la solución es continuamente reutilizada y en caso de volver a su medio natural, es tratada en plantas que eliminan cualquier contaminante.
Colombia, por ser un país eminentemente agrícola, tiene una demanda de agua muy grande, especialmente en el cultivo de papa en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Nariño, Antioquia y Tolima. La siembra del tubérculo es de carácter estacional, es decir, depende del clima, está marcada por la época de lluvias y cuando se aplican insumos para el control de plagas y enfermedades, se invierten entre 200 y 600 litros de agua por hectárea.
Al respecto, Fedepapa, en cabeza del departamento de Gestión Ambiental, coordinado por Yolanda López, lleva a cabo campañas educativas y de sensibilización en la comunidad para limpiar fuentes hídricas en distintos municipios, capacitar a los agricultores en el manejo y uso seguro de plaguicidas, así como para crear campañas para el retorno de envases y empaques de uso agrícola y veterinario.
En el hipotético caso de que hubiera una política efectiva para conservar los páramos y el cambio climático se tomara en serio, de nada serviría, si no se adoptan estrategias serias de educación ambiental y no se fortalecen las instituciones para que hagan un trabajo juicioso y transparente que les permita crear incentivos a los que ahorran el líquido, pero también castigar a quienes contaminen.

WILLIAN OSPINA
FRAGMENTO DEL TEXTO LEÍDO EN MEDELLIN EN EL DIALOGO INTERAMERICANO SOBRE EL AGUA.
El agua es infinitas cosas para la humanidad. No está sólo llena de propiedades físicas y químicas, de virtudes nutritivas y terapéuticas, de valores higiénicos y económicos; está cargada de memoria y de lenguaje, de leyendas y de mitologías, de símbolos y metáforas que nos ayudan tanto a vivir como su capacidad de saciar la sed y de lavar el mundo.
El agua, como todas las cosas, y un poco más que todas las cosas, no puede agotarse en una fórmula química, ni en un tratado de hidrología o de hidráulica, ni puede considerarse meramente un recurso natural, ni un servicio público, ni una materia prima, ni una reserva económica.
El agua es todo eso y mucho más, y de la conservación de esa pluralidad de formas y estados, de significados y símbolos, de mitos y leyendas, de ceremonias y ritos, depende no sólo su propia integridad sino la integridad de nuestra vida y de nuestra imaginación, la salud de nuestras comunidades y la salud de la civilización.
Todavía por encima de las ceremonias de bautizo de cristianos y de judíos, de los ritos del agua de musulmanes y de hinduistas, de los rituales nocturnos de Varanasi, junto al río, cuando sube el incienso y se honra el alcanfor y se venera el sándalo y el agua es celebrada entre humaredas y fuegos al soplo fascinante de los mantras antiguos; más allá de los versos de Whitman a la hierba que crece donde hay tierra y hay agua, y al aire común que baña el planeta; más allá de todo lo que la cultura y sus memorias puedan decir sobre ella, hay algo más secreto y más poderoso en juego, y es lo que el agua significa en nuestro corazón para cada uno de nosotros.
Porque en resumen es eso: esa gota de luz, esa perla de sudor, esa saliva íntima, esa lágrima extrema que condensa nuestras emociones profundas, el esfuerzo, el deleite, el afecto más hondo, lo que le da a esta sustancia que casi no nos atrevemos a llamar simplemente sustancia, a este elemento que casi ni siquiera osamos llamar elemento, su poder misterioso y sagrado.
La convicción de que, llenando toda nuestra sustancia humana, porque nuestro cuerpo es casi todo agua, siendo en gran medida nosotros mismos, el agua conserva siempre sin embargo algo inaccesible e incomprensible. “De las sustancias químicas la más estudiada, la menos entendida”, ha dicho John Emsley. Una lluvia benéfica, un río que no cesa, un mar lleno de memoria, una suerte de destello sobrenatural, que nos hace rozar por instantes el secreto de la inmortalidad, y sentir una música eterna.
Entonces ya no queremos limitarnos a pensar, a teorizar o a describir; sentimos la necesidad de cantar, y más aún, con todo su sentido pagano de celebración y de fiesta, se diría que sentimos como Hölderlin la necesidad de rezar, de alzar una oración a lo que se oculta en la transparencia, a lo que se retiene en la prodigalidad.
Una oración a ese misterio benéfico que fecunda los surcos y despliega las plantas, que baña las heridas y purifica los cuerpos, que arrulla en la noche los pensamientos y los sueños, que corre lleno de nutrientes y de fuerzas vitales por nuestras venas, y que ojalá alcance siempre para todos el tesoro de un vaso de frescura y de vida a la hora de la sed y a la hora de la agonía.
Es lo que dice Borges en su “Poema del cuarto elemento”: Agua, te lo suplico, por este soñoliento/ Enlace de numéricas palabras que te digo,/ Acuérdate de Borges, tu nadador, tu amigo,/ No faltes a mis labios en el postrer momento.
Y quisiera añadir otra plegaria. Una que nos recuerda que aunque todos amamos y agradecemos el agua universal, también el agua tiene a menudo para nuestro corazón un nombre cercano, es el agua de un lugar, el agua de la infancia, el tejido de cauces por el que ha discurrido nuestra vida, y hay que saber nombrarlo en cada aldea con el mismo amor con que los hindúes nombran el Ganges y los barqueros del Níger el río de sus dolores y sus sueños. Es el poema de Pablo Neruda que se llama “Recuerdo el mar”.
Chileno, has ido al mar en este tiempo?/ Anda en mi nombre, moja tus manos y levántalas/ y yo desde otras tierras adoraré esas gotas/ que caen desde el agua infinita en tu rostro./ Yo conozco, he vivido toda la costa mía,/ el grueso mar del Norte, de los páramos, hasta/ el peso tempestuoso de la espuma en las islas./ Recuerdo el mar, las costas agrietadas y férreas/ de Coquimbo, las aguas altaneras de Tralca,/ las solitarias olas del Sur, que me crearon./ Recuerdo en Puerto Montt o en las islas, de noche,/ al volver por la playa, la embarcación que espera,/ y nuestros pies dejaban en sus huellas el fuego,/ las llamas misteriosas de un dios fosforescente./ Cada pisada era un reguero de fósforo./ Íbamos escribiendo con estrellas la tierra./ Y en el mar resbalando la barca sacudía/ un ramaje de fuego marino, de luciérnagas,/ una ola innumerable de ojos que despertaban/ una vez y volvían a dormir en su abismo.
El agua es un nutriente que es vital para nosotros los humanos, lo que pasa es que hay gente tan inhumana que es capaz de modificar la naturaleza para mal, porque aun que lo hagan para cultivar productos agrícolas sus efectos secundarios son la destrucción de paramos en la región Colombiana.
ResponderEliminarBy: Diego Meneses 9/1
?? No entendi el texto expositivo , pero complejo el tema e interesante
ResponderEliminarBueno, el tema como tal es muy interesabte y complejo, pero no entendi muy bien la definicion o mejor dicho como se inicia, desarrolla y concluye un texto expositivo, asi que no me quiero arriesgar a que me quedue malo, asi que para esto mirare varios ejemplos en internet para manejar y aprender sobre como se hacen estos textos expositivos, lo unico Que se es que estos ayudan a entender, manejar y exponer mucho mas facil el tema de el Que se habla, en este caso (el agua) en si el tema es muy interesante y complejo y da de mucho que hablar y cuestionarse, ademas no se que tan largo sea este 1 hoja o mas bien corto 1 solo parrafo. Esta es mi duda gracias profe necesito mas detalles sobre estos textos expositivos por lo mientras mirare ejemplos haber Que tanto aprendo.
ResponderEliminarBy: Jhojan Carabali (Caracho)
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El agua es un recurso que debemos cuidar el mundo, tiene muy pocos recursos de agua dulce, por lo tanto,cada uno de nosotros debemos ayudar a cuidar los ríos y lagos, no arrojar basuras a nuestro recurso más necesario del planeta tierra, el agua se esta acabando y las personas no recapacitan destruyéndola y contaminándola
ResponderEliminarJhon Imbachi 9/1
este texto me lleno de vida tal como el agua nos sacia, me hizo sentir que no somos suficiente para cuidar de nuestro elemento más preciado, que no somos nada ni nadie para arrebatar al futuro una sustancia que al ser contaminada nos pudre por dentro, somos seres vivos que necesitan del agua ya que de ella venimos y a ella volveremos, Darwin dijo que la vida vino del agua, y yo digo que el agua viene de la vida, que es vida, y que esta vida es esencial para la humanidad, para los seres vivos en general.
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